lunes, junio 09, 2008

La felicidad en otoño


Parece que la felicidad está más presente ultimamente. Por momentos, hace que me pregunte si antes sentía su presencia tan seguido como ahora. Posiblemente no haya una respuesta para eso, y si la hubiese no sería parte de la felicidad otoñal que me rodea. Porque si antes escaseaba, eso es muy triste... y si ahora aparece menos, que desdicha!
Mi felicidad es superficial. Es una tarde mirando el mar, sentada, mirando como el sol da en la arena, imaginando que la calienta, y es también el momento en que se rompe ese hechizo, y siento el frío de la arena en mi mano.
Es descubrir el roble en la plaza, en sus rojizos, marrones y tostados, diferenciandose del resto de los arboles. Es escuchar un piano y poder sentir el toque de los dedos en las teclas... ese toque que revienta la nota y ese sutil que estremece.
Mi felicidad es un ataque de risa en plena clase con el Maestro y el recuerdo del huevo en la cuchara de Fede. Me explota cuando en plena taquicardia emboco el sol del final de la rossiniana o cuando se me ocurre una idea de fraseo, sutil, que puedo revivir cada vez.
Es la espera de un ensayo con sopa y empanaditas, es la lectura de un chino en bicicleta. Mi futura casa y mi futuro sobrinito bebesucho.
Es levantar a lulu que espera durmiendo hecha un ovillo y sentir que apesar de que pierde la nocion de dónde está, puede confiar en mi hasta que la dejo en el suelo. Y es decirle a la gordeleta " gorda basurera y ladrona!" descubriendo su mirada inteligente, su relamerce, sus triquiñuelas para conseguir comida.
Mi felicidad es descubrirme feliz, es quererme creer que hay cosas que me pasan que tienen que ver conmigo, que yo las empujo a que sucedan. Mi felicidad aparece en mis amigos, y vuelve a aparecer en la gente que siento compañera.

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